El pacto cósmico de la detective Le Fay

El pacto cósmico de la detective Le Fay. Seguimos haciéndonos eco de las novedades editoriales del mercado español y de las recientes noticias relacionadas con el noveno arte, centrándonos, como es habitual, en los autores españoles. Os reseñamos y recomendamos el cómic recientemente llegado de tierras norteamericanas con cierto sabor gallego, el tebeo galardonado con el Premio Nacional del Cómic y la última importación llegada de las islas británicas dibujada con pinceles cordobeses.

¡Ojo! Que las diferentes nomenclaturas de la historieta que aquí utilizamos no os hagan pensar que ensalzamos ni menospreciamos el valor de ninguna de las obras, como más de uno parece empeñado en hacer: un tebeo es igual que un cómic, un cómic es igual que una historieta, y una historieta es igual que un tebeo. Solo es una manera diferente de nombrar algo que no tiene nada que ver con la calidad, que quede bien claro.

Cosmic Detective.

En mayo de 2020, en pleno confinamiento debido a la pandemia mundial, se dio a conocer el proyecto de crownfunding en Estados Unidos de un cómic avalado por tres titanes dentro de la industria norteamericana: el canadiense Jeff Lemire, el estadounidense Matt Kindt y el español David Rubín querían hacer una obra dentro del circuito independiente. Para ello se fijó la cantidad inicial para que el proyecto viese la luz en 35.000 dólares; para que nos hagamos una idea del tirón que tienen estos tres autores, valga decir que esa cantidad se superó en apenas dos días, recaudando finalmente la nada despreciable cifra de algo más de 170.000 dólares, aportados por más de 4.000 personas. Debido precisamente a los efectos de la pandemia y la actual crisis del papel, la obra ha tardado en llegar a los mecenas algo más de dos años, pero la espera ha merecido con creces la pena, y finalmente también se puede adquirir en las tiendas especializadas en la edición que ha hecho Astiberri Ediciones para el mercado español, una edición (aún) más grande que la del crowwnfunding y con una calidad de papel muy buena, perfecta para el tipo de trabajo que nos encontramos entre sus páginas.

David Rubín ya había trabajado anteriormente con los dos guionistas. Con Jeff Lemire dibujó algunos de los episodios de la serie central Black Hammer, así como el spin-off Sherlock Frankestein. Con Matt Kind podemos encontrar la serie Ether, editada en nuestro país en tres tomos. Todos estos trabajos anteriores tienen muchas cosas en común con Cosmic Detective, pero la más destacable es que se trata de obras con un alto componente de ciencia ficción mezclada con dosis fantásticas.

En Cosmic Detective nos encontramos un relato que discurre a modo thrillesco con sabor policíaco muy noir y que, como nos dicen los autores en los créditos iniciales, es un homenaje al “Rey” Jack Kirby. El asesinato de cierta “persona” lleva al protagonista hasta el escenario del crimen, donde nos enteramos que el cuerpo de la víctima es algo más que un simple ciudadano…es el cuerpo de alguien inmortal. ¿Cómo os quedáis? Pues igual que el detective, el cual es requerido por cierta facción para resolver el asesinato, así como la desaparición de una mujer relacionada con el caso. Y a partir de aquí la cosa empieza a discurrir por derroteros cósmicos en una Tierra imbuida por el esoterismo de cómo funcionan las cosas, de los seres fantásticos que viven apartados del ojo de la sociedad pública, conspiraciones, intereses y de historias antiguas de cómo se acabaron mundos y otros surgieron. Más de uno, con esto que estamos contando, sumado a la mención de Kirby, ya se está imaginando por dónde va la cosa.

Los guiones de Lemire y Kindt son la excusa perfecta para ver a un Rubín desatado en el dibujo, el color y la forma de narrar magistralmente la historia, repleta de recursos del medio que os harán disfrutar del cómic más de una vez (la relectura está más que asegurada).

En definitiva, es un gran cómic de tres grandes autores, muy recomendable para todo tipo de público en general, y especialmente para los fans de la ciencia ficción, la fantasía cósmica, y el legado del “Rey”.

El pacto.

Hace algo más de un par de semanas, el Ministerio de Cultura y Deporte anunciaba la concesión del Premio Nacional del Cómic 2022, que premia con una dotación de 20.000 euros la mejor obra de historieta publicada en cualquiera de las lenguas oficiales del Estado durante el año anterior, en este caso 2021. Este año se ha llevado el gato al agua (guiño, guiño) el autor Paco Sordo con el tebeo El pacto, publicado en mayo del año pasado por la editorial Nuevo Nueve Editores. El jurado ha destacado este cómic “por el ejercicio de genealogía del medio, que nos retrotrae a la época Bruguera y por proyectar ese legado hacia el presente y el futuro. Por su guion original y trepidante que supone un auténtico homenaje al cómic español”.

Ahora os ponemos las cosas un poco más claras. De todos es sabido (bueno, de todos los aficionados al cómic, o por lo menos, de los que vivieron la época o les interesa de qué polvos venimos) que uno de los pilares del cómic en España durante décadas fue la ya extinta Editorial Bruguera, fundada en Barcelona a principios de la segunda década del siglo pasado con el nombre El gato Negro (hasta 1940, donde adoptó su nuevo nombre) y que cerró sus puertas a mediados de los años 80. Por sus publicaciones pasaron muchos dibujantes, algunos aún reconocibles hoy en día como Escobar, Vázquez, Víctor Mora, Bernal, Bernet, Ibáñez, etc. También es sabido la espantá de muchos de ellos para fundar su propia editorial al considerar que las publicaciones de las que eran autores generaban grandes sumas de beneficios, mientras que a ellos se les pagaban sueldos bastante más bajos de lo que generaban. Así fue como Escobar, Conti, Cifré, Giner y Peñarroya abandonaban la editorial para fundar la revista Tio Vivo. Uno de los pocos “primeras espadas” que no se fue de la editorial fue el “gran Vázquez”, dibujante elevado a la categoría de “personaje” por su errática y disoluta vida (han corrido ríos de tinta, incluso del propio autor, sobre sus más que estrambóticas y variopintas historias y anécdotas, tanto en su vida personal como laboral. ¡Incluso cuenta con adaptación al cine!).

Vázquez quedó pues como buque insignia de la editorial, y a todos los dibujantes que fueron entrando a trabajar para ella se les exigía dibujar con su estilo. A mediados de los años 50 se presentó ante el, por aquel entonces, director editorial Rafael González, el dibujante en ciernes Miguel Gorriaga, a quien en un principio le costó adaptarse al tipo de trazo que se le requería para formar parte de la editorial, pero que con el tiempo llegó a ser un gran autor altamente reconocido hasta nuestros días. Y esa es la historia que se nos cuenta en El Pacto.

Como si de una publicación de aquella época se tratase, Paco Sordo nos retrata a medio camino entre el documental y la ficción qué es lo que pasó y no se sabía de la verdadera historia de Gorriaga, Vázquez y Bruguera. Y cuando decimos lo de publicación de aquella época no solo nos referimos al estilo, color y textura de los dibujos y las páginas, si no también con la presentación del formato en tapa dura emulando al de las Grandes Novelas Gráficas de entonces.

El cómic es toda una oda divertida y sórdida a aquella época, tomando como protagonista principal a un dibujante construido para la ocasión, en la que colaboran autores y divulgadores del medio como Carlos Areces (que tuvo también un pequeño papel en la adaptación de Santiago Segura de la vida de Vázquez al cine), Ibáñez, Josep Muntaner, Pablo Vicente, Jaume Rovira, Mel Prats, Ricardo Esteban (el propio editor de Nuevo Nueve), etc, protagonizando los momentos documentales dentro del cómic. Un trabajo redondo de Sordo en su primera obra como autor total que hará las delicias de los amantes del medio, así como del público en general de todas las edades.

Le Fay.

Morgana Le Fay, hermana del rey Arturo, ha sido rescatada por un aquelarre de brujas de su cautiverio, y, gracias a ello, se pasea por las calles de Inglaterra quinientos años después de que Merlín el mago la derrotase. Totalmente adaptada al mundo actual, acompañada de Billy, un duende de corte irlandés, y despojada de sus antiguos poderes, es llamada por las brujas para resolver el asesinato de unos familiares que criaban monos y que supuestamente, tenían en su poder una criatura invocada desde lo más profundo cosmos.

Así arranca la historia de los autores Marcel Dupree y Joshua Metzger (guion), con Vittorio Astone a los colores y el cordobés Miguel Ángel Ruíz a los magníficos dibujos. Por las páginas de este cómic que se nos presenta en cinco capítulos, los autores nos acercan a una Gran Bretaña poblada en las sombras por diferentes personajes y facciones que representan la casi totalidad del folklore mítico y fantástico de las islas británicas, donde los diferentes intereses para hacerse con un ser primigenio de la creación y que puede llegar a desatar el fin de todo ser viviente hará que se enfrenten unos con otros, se alíen y se traicionen, todo ello con un ritmo espectacular que no te dará ni un respiro hasta que te acabes el cómic, seguramente de una sentada.

Merlín, Morgana, la Cacería Salvaje, Jack el Saltador, seres cósmicos al más puro estilo kaiju, duendes, chupacabras, dimensiones paralelas, unicornios, monicacos con la camiseta del Córdoba, aquelarres, sectas demoníacas, mitos artúricos mezclados con profecías cristianas, macarrismo, acción, luchas a muerte, desmembramientos, sexo, mucha magia y un montón de cosas más es lo que nos podemos encontrar en la edición llegada del Reino Unido, adaptada por El Torres y publicada recientemente por Karras Cómics en la recopilación de los tres tomos originales de la editorial británica Evoluzione Publishing. Altamente recomendable para adultos amantes de los mitos artúricos, la fantasía y la acción. El pacto cósmico de la detective Le Fay.